domingo, marzo 05, 2006

Los Olvidados: la cultura como resistencia frente al olvido y la guerra en Colombia

Este texto fue presentado por Juan Gonzalo Betancur como una de las ponencias con las que se abrió el 2º Foro Latinoamericano Memoria e Identidad, realizado en Montevideo (Uruguay) el 14, 15 y 16 de octubre de 2005.



La imagen era sobrecogedora, parecía que estuviéramos metidos en una película sobre la guerra de Vietnam: 8 helicópteros del Ejército colombiano, unos artillados y otros solamente para el transporte de tropa, volaban en fila movilizando a un batallón que emprendía la persecución a una columna de guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc).

Un premio, como el diablo, ronda en Arenal

Exposición de Los Olvidados en el Museo de Antioquia, agosto 2004-enero 2005


Una noche, el negro Dimas José estaba cantando en su casa sentado sobre una troja, que es una mesa de horquetas. Era cante que cante, porque a él le gustaba mucho eso y además no había nada que hacer a esa hora en su pueblo, Arenal, que queda en el sur del departamento de Bolívar, al pie de la Serranía de San Lucas. Estando en esas se le apareció el diablo.

Satanás le preguntó si quería cantar con él. El muchacho le dijo “sí, cantemos” y el primer verso del demonio fue:
Prepárate Dimas José
que el diablo te va a llevar.

domingo, febrero 05, 2006

Viaje a los pueblos de Los Olvidados

Este recorrido de comienzos de enero de 2006 otra vez por los pueblos del Magdalena Medio donde viven los músicos de Los Olvidados fue bastante especial. Si bien a algunos los habíamos visto el año pasado en Bucaramanga, todos sabíamos que nos habíamos distanciado. Varios de ellos pensaban que nosotros ya los habíamos olvidado.

Lo sentían aunque no era cierto. Por eso al vernos de nuevo todos los encuentros fueron muy emotivos. Al ponernos a conversar fue como si tanto tiempo, casi dos años con algunos, no hubiera sido todo ese montón de días, sino apenas unas pocas horas.

El viaje tuvo un pequeño aliciente para los músicos, aparte del sentimental de reencontrarnos, y fue haber recibido un dinero como producto de las ventas del libro y el cd.

La primera noche, en casa de José Alcibiades, fue idéntica a esa noche de 2003 cuando fuimos por primera vez a Río Viejo junto a Diana Restrepo y a Liliana Ramírez, arrancando este proyecto.

Esa vez hubo musica en el corredor de la casa de ‘Quemazón’, roncito y buena cerveza, hasta que llegó el rector del colegio y dañó la cosa cuando le sacó la piedra al dueño del hogar dando sus opiniones sobre lo que era y lo que no era folclor. “Aquí todo mundo dice que sabe de esa vaina”, dijo el ‘Quema’ en aquella ocasión y ahora lo repitió.

Esta vez también hubo música, ron, pero ‘Quema’ fue tolerante: se aguantó a otro tipo que llegó a interrumpirlo; un muchacho que pasaba en una cicla y que paró al oír la guitarra. El hombre gorrió trago (se animó porque ya venía prendido), jodió cantando vallenato y se le estaba yendo la mano poniendo a Alcibiades y a sus compañeros a que tocaran para él. Entre todos tuvimos que pararlo. ¡Qué man tan fastidioso! Posted by Picasa
A diferencia de otras ocasiones, esta vez nos fuimos de Bucaramanga directo a Río Viejo, sin escalas, por 25 mil pesos. Berzetti y Jorge, que habían anunciado viaje, a última hora no pudieron ir.

Una camioneta de Cootransmagdalena nos llevó en 6 horas, con paso del río en ferry, y nos dejó en la mismísima puerta de la casa de José Alcibiades.

El hombre nos dio un abrazo cuando nos vio bajarnos del carro y no le importó que estuviéramos sudados y llenos de tierra. A pesar de que el vehículo iba cerrado y con aire acondicionado, misteriosamente en esos viajes uno siempre chupa polvo y suda como un caballo. Posted by Picasa
La casa del ‘Quema’ no ha cambiado mucho en estos dos años. Allá dormimos y nos trataron como reyes.

La única novedad es que la familia está más grande: los niños que ya conocíamos están más altos y para variar hay más; Fernando, su sobrino gordito que lo acompañó en Bucaramanga en los conciertos y en la canción del cd, ya es papá. Posted by Picasa
Paréntesis. Este par de bellezas (Linsu e Ivonne) llevaron la representación bumanguesa en este viaje por el río. Posted by Picasa
Ahhh, la otra cuota de la capital de Santander fue este caballero (Giovanni) que sólo fue atractivo para la cantidad de zancudos que sigue habiendo en Río Viejo. Posted by Picasa
El brazo del río Magdalena frente a Río Viejo. Posted by Picasa
Siempre que se deja a las personas de estas regiones le queda a uno esa tristeza de no saber cuándo volverá o si en los períodos de ausencia les pueda pasar algo.

Alcibiades y sus compañeros del trío Los Ribereños nos acompañaron hasta que tomamos la chalupa que nos llevaría a Arenal.

A estos pueblos donde difícilmente llega el Estado ya llegaron con todo las empresas privadas de telefonía celular. Ahora no hay que buscar al ‘Quema’ llamando primero a Telecom y solicitando que por favor lo ubiquen quién sabe dónde y que él vaya a la hora en que uno le diga… Nada, ahora se puede conversar fácil con él marcando el 310 80 22 446, el móvil de su casa. Posted by Picasa

La ‘barranqueña’, la chalupa de línea que todos los días va entre El Banco y Barrancabermeja, pasó por Río Viejo antes de que llegáramos a cogerla. No importó mucho, la alcanzamos en Bellavista, cuando íbamos para el municipio de Arenal, porque se varó.

Aquí la están ensayando para ver si quedó buena luego de la reparación. Posted by Picasa
Imagen frente a la casa de doña Águeda Pacheco, en Arenal. Posted by Picasa
En Arenal estuvimos poco, apenas 4 horas, porque no había más tiempo. “¡Pero están es en visita de médico!”, dijo doña Águeda y nosotros le contestamos que sí, que era una lástima no podernos quedar más.

Ella está muy delgada y eso que ahora está repuesta, según sus compañeros. Tuvo un tiempo muy malo y no le daban ni ganas de cantar.

Físicamente no tiene nada pues los médicos han dicho que está bien. La enfermedad parece que es del alma: ha estado muy triste porque su pequeño negocio de miscelánea no está dando y para acabar de ajustar uno de sus hijos no es lo que ella quería. Posted by Picasa
‘Migue’, que también tuvo una mala racha con su salud, quedó como un toro después de la operación que le hicieron. Cuando vio a las muchachas volvió a hacer una cara como la de la foto grande del libro.

Ni antes ni después de esta foto les tocó la nalga, como sí hizo con varias mujeres cuando vino a los conciertos de Bucaramanga. ¡Qué vaina que hubiera estado tan serio, el viejo hubiera gozado lo suyo y nosotros también viendo la cara de ellas! Posted by Picasa
Esta imagen fue al frente de la casa de doña Águeda que sigue siendo un punto de encuentro del grupo de tamboras y cantadoras. Las vidas de todos ellos han cambiado poco frente a lo que conocimos, salvo por los sustos que ahora se están viviendo en el pueblo. Posted by Picasa
Doña Lastenia fue a recogernos en su camioneta, tal como se lo habíamos mandado a decir. Y tuvo un detalle muy lindo que luego nos partió el corazón porque no se lo correspondimos: en su casa nos tenía reservadas 3 canastas de cerveza para el calor. Le prometimos que luego volveríamos y acabaríamos con ellas.

También le prometimos mandarle un libro de Los Olvidados porque ella nunca lo tuvo. “Todo el mundo quiere que le muestre mi leyenda”, contó. Ante eso no queda otra que mandárselo, cosa que haremos con varias de estas fotos no sólo para ella sino para los demás amigos de estos pueblos.

Logró arreglar la camioneta y ya tiene toda la parte de adelante en buen estado, con el vidrio panorámico entero, con las dos puertas de cabina con cerradura, aunque el tablero sigue destruido y la coginería más o menos.

Antes de esta foto, el carrito se la hizo: pinchó una de sus llantas, quedó en reparación y nos tocó ir caminando a coger el vehículo que nos llevaría a Morales, el tercer pueblo de este viaje.

Nos partió el alma saber que Lastenia fue una de las 137 personas a las que el Ejército Revolucionario del Pueblo, un grupo guerrillero que actúa en la zona, le envió a final del año pasado una boleta en la que le exigían dinero a cambio de no ser secuestrada.

¡Hijueputas, en Arenal no hay gente rica!

Los tipos esos, “la peor escoria de los grupos armados”, como dijo alguien durante el almuerzo, quieren financiar su actividad a costa de los pobres, los que siempre han dicho defender.

El año pasado secuestraron a 3 personas y la gente de Arenal tuvo que hacer una marcha para exigir respeto a la comunidad. El 24 de diciembre fue triste, según contaron: “Esto no parecía un 24, espantaban en las calles, desde por la tarde todo el mundo se escondió en las casas y ni música pusieron”.

No conocemos personalmente al resto de personas que ‘boletiaron’, pero con sólo saber que Lastenia fue una de ellas, con eso tuvimos para salir de Arenal con esa sensación de impotencia, de desazón. Esa maldita confirmación de que a este país le falta muchísimo para ser el paraíso que tanto nos pintan. Posted by Picasa
La carretera entre Bellavista y Arenal fue asfaltada, pero el pueblo sigue con sus calles destapadas.

Aquí vamos en una camioneta y estamos subiendo a otro ferry que nos pasará a la isla de Morales, donde esperamos ver a Tito Martínez, el decimero. Posted by Picasa
Estos ferrys son de otra época y si andan todavía es por un milagro de Dios y por la mano igualmente milagrosa de operarios y mecánicos que son capaces de seguirlos manteniendo vivos ya que sus repuestos hace mucho se dejaron de producir. Posted by Picasa
La carretera a Morales fue otro calvario por el polvero. Pasamos por fincas muy bonitas que de manera inevitable ponen a pensar cómo será estar en ellas y que llegue la guerrilla o los ‘paracos’, que siempre han abundado en la zona.

El verde por todos lados, el cielo azul-azul y ese calor rico que se siente a toda hora le ayudan a uno a borrar esos malos pensamientos. Posted by Picasa
Aquí no se ve bien, pero este hueco era un verdadero abismo. En invierno se vuelve un pantano y parece tierra movediza que quiere tragarse los carros. Posted by Picasa
El carro pasaba a toda velocidad y levantaba una nube de polvo entre la que se perdía la gente que iba a pie por la carretera. Posted by Picasa
Ya en Morales, dos horas después de haber dejado Arenal, tomamos un taxi para ir a la casa de Tito Nelly. Andar en ellos es una de las cosas más sabrosas de este pueblo. Posted by Picasa
Tito andaba fuera porque en realidad nos esperaba para el día siguiente. Mientras lo buscaban nos quedamos conversando con su esposa, una de sus hijas y jugando con uno de sus 28 nietos. Posted by Picasa
Ólger Martínez, el culebrero que también sale en el libro de Los Olvidados, apareció al rato y después del saludo se fue a buscar a su padre.

Cuando lo conocimos hace tres años estaba en plena calle manipulando una serpiente cascabel de metro y medio, y vivía al frente de su papá. Hoy reside en una ‘urbanización’ atrás del pueblo. Se trata de un nuevo barrio de ranchos cuyas columnas son de guadua y los techos de paja, que apenas están levantando.

Las paredes del hogar son de cañabrava, el piso en tierra y allá tiene la cama matrimonial, una hamaca venezolana donde caben seis personas, la mesa del comedor y otros enseres. También mantiene un par de canecas donde guarda las serpientes venenosas que captura para venderlas a un señor de Aguachica que hace con ellas de todo, hasta una pócima que, dicen, sirve para curar el cáncer.

Hace poco la Policía le quitó tres culebras porque la caza está prohibida en la región. Tito lo defendió ante la autoridad y argumentó que era una buena labor para la comunidad porque esos animales eran muy peligrosos por su ponzona y que fuera de eso sus partes servían para hacer medicamentos que curaban. Los policías no le comieron cuento y les quitaron los animales.

Ya iban a ser las cinco de la tarde y Tito estaba por llegar.


Como dicen en las series de televisión: “Esta historia continuará…”. Posted by Picasa

miércoles, enero 25, 2006

Juan Ibarra y Los Chucureños estrenan CD

"Ahora si despegamos", dijo don Juan Ibarra cuando vio a finales de octubre el estuche con su primer CD titulado "La siembra del agua". Eso mismo dijo cuando tuvo en sus manos el CD de Los Olvidados. Y también cuando lanzamos en la UNAB el libro. Y también se lo oímos decir cuando en la finca donde vive con su familia hablamos para relatar su historia en el mismo libro.

Entonces tocó contestarle lo mismo de siempre, que la cosa apenas está arrancando, que alcanzar gran reconocimiento con la música colombiana es difícil y que aunque no hay que perder las esperanzas, tampoco es para celebrar mucho.

Pero para ellos ese es un triunfo enorme, como si les hubieran dado un Grammy.

Y si se sienten orgullosos fue por obra y gracia de Lula Gómez, que empezó con este proyecto. Ella convenció a la gente de la Facultad de Música de la UNAB para que hicieran un proyecto conjunto en el cual cada uno aprendiera de los otros.

Chucho, el decano de Música, definió el trabajo como "un diálogo de saberes". Y chévere que haya en la academia gente como él que no niegue ese saber popular y sea capaz de llevarlo a un aula y ponerlo de igual a igual con las grandes escuelas del conocimiento; en este caso, escuelas del arte.

Se logró también que el Centro de Sonido de la UNAB hiciera la grabación y toda la parte de ingeniería de sonido. Y que Comunicaciones UNAB elaborara los diseños de la carátula y de la etiqueta del disco, y además gestionara la consecución de la plata para prensar los discos.

Lo que quedó es una maravilla. "La siembra del agua" tiene 15 temas interpretados exclusivamente por Los Chucureños y uno más, llamado precisamente como se titula el CD, que es una fusión con músicos de la UNAB en el piano, la trompeta, batería, bajo y guitarra. Los 16 temas son lindísimos.

No sobra decir que todas las letras son de estos poetas campesinos y que Reynaldo Ibarra se estrena como compositor con dos canciones.

La Alcaldía de San Vicente de Chucurí se vinculó con el proyecto al aportar los 4 millones de pesos que valieron los 800 CD que se sacaron y cuyas ventas, aparte de una cantidad para la propia Alcaldía y otra para la UNAB, son para los propios músicos. La mayor parte de la venta la hacen ellos mismos directamente, aunque ya está también en el Almacén Leo, de Bucaramanga, que les pagó de inmediato lo que llevaron.

Lo que falta ahora es conseguir una plata que quedó faltando para sacar 500 casetes que se requieren porque, como dice don Juan, "en el campo muchisísima gente tiene es grabadoras". Posted by Picasa
Llegar por tierra a la vereda Llana Fría, donde don Juan tiene su finca, sigue siendo un calvario (volver por allá es un viaje que tenemos pendiente). Ellos mismos cuentan que en invierno la carretera se vuelve pedazos con el agua y en verano el polvero y los huecos son una tortura.

Sin embargo, ya es fácil comunicarse con el papá de Los Chucureños. No hay que marcar al teléfono comunitario de Mirabel y mandarlo llamar para cuando uno le pusiera la cita: ahora tiene celular en la casa. El número es 311 877 56 35 por si alguien lo quiere llamar algún día a felicitarlo por el trabajo discográfico o por saludarlo simplemente.

Volviendo al tema del CD, el lanzamiento fue con todas las de la ley en la última Retreta de 2005, que organizó Berzetti David, de Extensión Cultural de la UNAB, concierto cuyas fotos aparecen aquí, la mayoría de ellas tomadas por César Baeza.

La promoción se hizo fuerte durante noviembre en las emisoras de radio de Bucaramanga y en diciembre más de uno contó haber escuchado algunos temas en emisoras de música popular.

Uno de esos días de gira promocional por la escena local estuvimos con don Juan en 8 entrevistas de radio, incluyendo grabaciones para informes nacionales por Caracol y RCN. Hasta tuvo media hora en directo por una emisora populachera muy escuchada donde se habló con él de todo.

Al comienzo, en la mañana, don Juan, como nos pasa a todos, se sentaba tímido frente al micrófono y medía con cuidado las palabras de las respuestas. A medio día respondió una entrevista en directo en el noticiero regional de RCN con la misma propiedad que un locutor con 20 años de experiencia en esa emisora.

Nos quedó pendiente averiguar si reportó alta sintonía en Llana Fría teniendo en cuenta que por allá "la básica entra como un cañón", le dijo don Juan a Luis Emiro Millán, el director del informativo, quien lo entrevistó.

Lo mejor era que en muchas emisoras, al presentarlo y echar el cuento que él y su grupo integrado con los cuatro hijos varones habían sacado un disco, los locutores lo miraban así como diciendo "venga escuchemos a ver qué es lo que traen...".

Pero cuando ponían el CD en la consola y sonaba semejante música, bien grabada, poderosa, con ese ritmo pegajoso de la música parrandera campesina que interpretan, la cara de todos los locutores cambiaba. Dos de ellos dijeron, como si se hubieran puesto de acuerdo: "Oiga, esto suena muy bien...". "Claro hombre -nos tocaba decirles- no ve que por eso lo estamos promocionando... Ellos son tremendos músicos". Posted by Picasa

La leyenda de la siembra del agua


Cuentan los abuelos que hace muchos años en nuestro pueblo se daban fuertes veranos y sequías, a pesar de la espesa vegetación que aquí existe. Entonces, por esos tiempos, las gentes tenían que caminar durante largas jornadas para encontrar el agua para su sustento.

En una Semana Santa, una campesina fervorosa se fue hasta la iglesia y hablando con el sacerdote logró que éste bendijera un chucho o calabazo lleno de agua que luego sembraría en las raíces de unos árboles, junto con tres cabellos de la corona de una mujer.

Construyó una pequeña gruta con la imagen de la Virgen de Chiquinquirá, a la que le rezaba el rosario y 33 credos junto con sus hijos y hermanos, quienes además hacían oraciones y súplicas, implorando con mucha fe el agua de sus necesidades.

Pasados 5 o 6 años, la mujer, paseándose por su finca, encontró que un aljibe había brotado metros más abajo del lugar de la misma siembra. Corriendo llamó a su esposo y asombrada por el misterio del hecho les mostró que la obra se había convertido en el milagro tan deseado.

Dicen que si el agua se malgasta o ensucia o se tiene con envidia, se corre el riesgo que desaparezca.

A partir de ese momento, las mujeres empezaron a sembrar agua. Era trabajo exclusivo de las damas de mucha fe. Las aguas se cargaban en chucho o grandes calabazos, en grandes cajones hechos en cuero, cargados a lomo de mula.

Por eso en San Vicente no faltará nunca el agua porque nuestras abuelas con sus siembras volvieron santa nuestra tierra.

Manuel Enrique Hernández Gómez, en un trabajo de recuperación cultural del grupo Cañabrava Posted by Picasa