miércoles, enero 25, 2006

Juan Ibarra y Los Chucureños estrenan CD

"Ahora si despegamos", dijo don Juan Ibarra cuando vio a finales de octubre el estuche con su primer CD titulado "La siembra del agua". Eso mismo dijo cuando tuvo en sus manos el CD de Los Olvidados. Y también cuando lanzamos en la UNAB el libro. Y también se lo oímos decir cuando en la finca donde vive con su familia hablamos para relatar su historia en el mismo libro.

Entonces tocó contestarle lo mismo de siempre, que la cosa apenas está arrancando, que alcanzar gran reconocimiento con la música colombiana es difícil y que aunque no hay que perder las esperanzas, tampoco es para celebrar mucho.

Pero para ellos ese es un triunfo enorme, como si les hubieran dado un Grammy.

Y si se sienten orgullosos fue por obra y gracia de Lula Gómez, que empezó con este proyecto. Ella convenció a la gente de la Facultad de Música de la UNAB para que hicieran un proyecto conjunto en el cual cada uno aprendiera de los otros.

Chucho, el decano de Música, definió el trabajo como "un diálogo de saberes". Y chévere que haya en la academia gente como él que no niegue ese saber popular y sea capaz de llevarlo a un aula y ponerlo de igual a igual con las grandes escuelas del conocimiento; en este caso, escuelas del arte.

Se logró también que el Centro de Sonido de la UNAB hiciera la grabación y toda la parte de ingeniería de sonido. Y que Comunicaciones UNAB elaborara los diseños de la carátula y de la etiqueta del disco, y además gestionara la consecución de la plata para prensar los discos.

Lo que quedó es una maravilla. "La siembra del agua" tiene 15 temas interpretados exclusivamente por Los Chucureños y uno más, llamado precisamente como se titula el CD, que es una fusión con músicos de la UNAB en el piano, la trompeta, batería, bajo y guitarra. Los 16 temas son lindísimos.

No sobra decir que todas las letras son de estos poetas campesinos y que Reynaldo Ibarra se estrena como compositor con dos canciones.

La Alcaldía de San Vicente de Chucurí se vinculó con el proyecto al aportar los 4 millones de pesos que valieron los 800 CD que se sacaron y cuyas ventas, aparte de una cantidad para la propia Alcaldía y otra para la UNAB, son para los propios músicos. La mayor parte de la venta la hacen ellos mismos directamente, aunque ya está también en el Almacén Leo, de Bucaramanga, que les pagó de inmediato lo que llevaron.

Lo que falta ahora es conseguir una plata que quedó faltando para sacar 500 casetes que se requieren porque, como dice don Juan, "en el campo muchisísima gente tiene es grabadoras". Posted by Picasa
Llegar por tierra a la vereda Llana Fría, donde don Juan tiene su finca, sigue siendo un calvario (volver por allá es un viaje que tenemos pendiente). Ellos mismos cuentan que en invierno la carretera se vuelve pedazos con el agua y en verano el polvero y los huecos son una tortura.

Sin embargo, ya es fácil comunicarse con el papá de Los Chucureños. No hay que marcar al teléfono comunitario de Mirabel y mandarlo llamar para cuando uno le pusiera la cita: ahora tiene celular en la casa. El número es 311 877 56 35 por si alguien lo quiere llamar algún día a felicitarlo por el trabajo discográfico o por saludarlo simplemente.

Volviendo al tema del CD, el lanzamiento fue con todas las de la ley en la última Retreta de 2005, que organizó Berzetti David, de Extensión Cultural de la UNAB, concierto cuyas fotos aparecen aquí, la mayoría de ellas tomadas por César Baeza.

La promoción se hizo fuerte durante noviembre en las emisoras de radio de Bucaramanga y en diciembre más de uno contó haber escuchado algunos temas en emisoras de música popular.

Uno de esos días de gira promocional por la escena local estuvimos con don Juan en 8 entrevistas de radio, incluyendo grabaciones para informes nacionales por Caracol y RCN. Hasta tuvo media hora en directo por una emisora populachera muy escuchada donde se habló con él de todo.

Al comienzo, en la mañana, don Juan, como nos pasa a todos, se sentaba tímido frente al micrófono y medía con cuidado las palabras de las respuestas. A medio día respondió una entrevista en directo en el noticiero regional de RCN con la misma propiedad que un locutor con 20 años de experiencia en esa emisora.

Nos quedó pendiente averiguar si reportó alta sintonía en Llana Fría teniendo en cuenta que por allá "la básica entra como un cañón", le dijo don Juan a Luis Emiro Millán, el director del informativo, quien lo entrevistó.

Lo mejor era que en muchas emisoras, al presentarlo y echar el cuento que él y su grupo integrado con los cuatro hijos varones habían sacado un disco, los locutores lo miraban así como diciendo "venga escuchemos a ver qué es lo que traen...".

Pero cuando ponían el CD en la consola y sonaba semejante música, bien grabada, poderosa, con ese ritmo pegajoso de la música parrandera campesina que interpretan, la cara de todos los locutores cambiaba. Dos de ellos dijeron, como si se hubieran puesto de acuerdo: "Oiga, esto suena muy bien...". "Claro hombre -nos tocaba decirles- no ve que por eso lo estamos promocionando... Ellos son tremendos músicos". Posted by Picasa

La leyenda de la siembra del agua


Cuentan los abuelos que hace muchos años en nuestro pueblo se daban fuertes veranos y sequías, a pesar de la espesa vegetación que aquí existe. Entonces, por esos tiempos, las gentes tenían que caminar durante largas jornadas para encontrar el agua para su sustento.

En una Semana Santa, una campesina fervorosa se fue hasta la iglesia y hablando con el sacerdote logró que éste bendijera un chucho o calabazo lleno de agua que luego sembraría en las raíces de unos árboles, junto con tres cabellos de la corona de una mujer.

Construyó una pequeña gruta con la imagen de la Virgen de Chiquinquirá, a la que le rezaba el rosario y 33 credos junto con sus hijos y hermanos, quienes además hacían oraciones y súplicas, implorando con mucha fe el agua de sus necesidades.

Pasados 5 o 6 años, la mujer, paseándose por su finca, encontró que un aljibe había brotado metros más abajo del lugar de la misma siembra. Corriendo llamó a su esposo y asombrada por el misterio del hecho les mostró que la obra se había convertido en el milagro tan deseado.

Dicen que si el agua se malgasta o ensucia o se tiene con envidia, se corre el riesgo que desaparezca.

A partir de ese momento, las mujeres empezaron a sembrar agua. Era trabajo exclusivo de las damas de mucha fe. Las aguas se cargaban en chucho o grandes calabazos, en grandes cajones hechos en cuero, cargados a lomo de mula.

Por eso en San Vicente no faltará nunca el agua porque nuestras abuelas con sus siembras volvieron santa nuestra tierra.

Manuel Enrique Hernández Gómez, en un trabajo de recuperación cultural del grupo Cañabrava Posted by Picasa

martes, enero 24, 2006

De las cosas más bonitas de Los Chucureños, definitivamente, es que antes que músicos son una familia unida. Cuando los presentamos ante el público y contamos que era el padre y sus cuatro hijos, la gente aplaudió de una.

Para este concierto los acompañaron algunas de sus hermanas, tíos, sobrinos y una pila de chucureños de la colonia en Bucaramanga. Sólo faltó doña Mariela, la esposa de Juan y la madre de estos muchachos músicos, que se quedó en la finca allá en la vereda. Posted by Picasa
Otra vez dio buenos resultados en cuanto a cantidad de público La Retreta por la tarde... Ya se quedó a esa hora. Posted by Picasa
Qué lástima por los que andan lejos o los que no vinieron porque se perdieron de este néctar, de esta ricura criolla (ojo que no estamos hablando de Jorge sino de lo que está repartiendo al público asistente): guarapo de frutas con diez días de fermentación.

Los Chucureños se trajeron desde su finca una canecada para brindar a lo campesino por el lanzamiento de su CD. Posted by Picasa
"Goooózaaaalaaaa, chucureño". Posted by Picasa
Esta vez la cosa se prolongó más de lo previsto porque la gente pidió "otra, otra" animada por el guarapo. Y a eso súmele que estaba anocheciendo más temprano. En fin, con esta foto cerramos la jornada y esta pequeña historia de Los Chucureños. Posted by Picasa

domingo, enero 22, 2006

José Alcibiades Flórez y Los Ribereños, en La Retreta

De nuevo volvimos a ver y a escuchar en vivo y en directo a José Alcibiades Flórez y a sus compañeros del trío Los Ribereños.

Fue el último domingo de octubre pasado, en Bucaramanga, cuando Extensión Cultural de la UNAB lo invitó a La Retreta.

Vino, como siempre, con Álvaro Ballesteros, ese moreno delgadito, tímido y que además de tocar la guacharaca es pintor de retratos, algo de lo que definitivamente no se puede vivir en un país como Colombia y menos en un pueblo perdido del Magdalena Medio como Río Viejo.

Ya no está en el trío su sobrino Fernando Campo, quien participó en sobreSaltos de Los Olvidados, porque está estudiando música en Cartagena (ya empieza el quinto semestre).

En su reemplazo vino otro muchacho familiar suyo que apenas está empezando con la guitarra.

Con ellos pasamos un rato muy agradable recorriendo la parte vieja de Girón, en la tarde los escuchamos en La Retreta y en la noche nos volvieron a deleitar con su música pero ya en una serenata privada.

Esa noche, José Alcibiades tocó como un monstruo, demostró otra vez, aunque sin que ese haya sido su objetivo, que domina muchos ritmos con su guitarra y que su repertorio es inmenso.

A los tres Ribereños y a quienes los conocíamos a ellos de antes, nos dio un gusto tremendo poder volver a vernos. Posted by Picasa
Esta vez notamos a José Alcibiades un poco cansado, con la voz y el ánimo más bajitos.

En diciembre tuvo que venir a Bucaramanga a que le hicieran unos controles médicos ya que desde hace años tiene bronquitis crónica.

Cuando lo volvimos a ver en su casa en Río Viejo, en enero, estaba recuperado y nos dio mucha alegría saber que estaba de nuevo con el mismo tono de voz melodiosa con el que lo conocimos hace tres años.  Posted by Picasa
Por las calles de Girón, después de un suculento almuerzo en los 'piqueteaderos' del malecón (que ya estaba reconstruido porque fue una de las zonas más afectadas por el desastre de febrero del año pasado). Posted by Picasa
La infaltable visita turística a la Mansión del Fraile, en el parque principal de Girón. Posted by Picasa
Comienza la fiesta en el parque... Posted by Picasa
Al comienzo, la gente fue llegando lentamente pero cuando comenzó el concierto las sillas vacías de acabaron pronto. Posted by Picasa
En medio de los árboles del Parque San Pío, a las 3:30 de la tarde, comenzó La Retreta. Posted by Picasa
Antes de empezar el concierto y para animar a los asistentes, sonó este CD maravilloso que hay sobre la consola. Posted by Picasa
Al finalizar la intervención de Los Ribereños, uno de los asistentes, director de un programa de música colombiana en la emisora cultural Luis Carlos Galán, felicitó públicamente a los músicos y destacó la importancia de su música.
Dijo, por ejemplo, que la manera en que ellos tocan, con dos guitarras y una guacharaca, es similar a como lo hacían de manera tradicional no sólo en el Magdalena Medio sino en algunas regiones de la Costa Atlántica colombiana, mucho antes de que le introdujeran acordeones y otros instrumentos. Posted by Picasa
Alrededor de 350 personas asistieron a La Retreta. Las horas de la tarde como que convocan más a la gente. Posted by Picasa
La bailarina del otro grupo invitado, de música llanera, buscó parejo entre los asistentes. Posted by Picasa
Al terminar, la foto de rigor para el recuerdo. Están también don Juan Ibarra y sus hijos Juan y Reynaldo, de Los Chucureños, que también disfrutaron de La Retreta. Posted by Picasa
En la noche, en casa de un familiar suyo en Piedecuesta, José Alcibiades y Los Ribereños siguieron cantando. Posted by Picasa
La serenata, como siempre con él, fue bonita. Posted by Picasa
Don José Alcibiades sudó frío cuando esta bailarina, que vino a la UNAB a dar un taller de danza árabe, empezó a contonearse. Sus compañeros apenas decían que el viejo no estaba ya "para semejante voltaje". Posted by Picasa