
Ni antes ni después de esta foto les tocó la nalga, como sí hizo con varias mujeres cuando vino a los conciertos de Bucaramanga. ¡Qué vaina que hubiera estado tan serio, el viejo hubiera gozado lo suyo y nosotros también viendo la cara de ellas!

Viajamos de nuevo por el inmenso río Magdalena para recoger las huellas de Los Olvidados. Estos viejos que con sus sones y cantares nos enseñaron la riqueza musical de esta zona del país. Con algunos ya habíamos compartido en Bucaramanga, a ellos también les dedicamos un espacio aquí.
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